Descripción
Cuando era niño, quería comer arroz. Era demasiado pequeño para entender por qué no podíamos comer arroz. Las manos magulladas de mi madre tampoco me hacían pensar. Sólo pensaba: "Supongo que es así". Un día encontré la respuesta en la figura de una mujer rica que le compraba verduras a mi madre en el mercado. Fue entonces cuando me di cuenta de repente de las diferencias sociales. Mientras hacía apresuradamente las maletas el 12 de noviembre de 1974, me dije al subir a un avión detrás de gente que lloraba, que sólo había visto en fotos: "¡Tú puedes!". No sabía si lo que hacía o cómo lo hacía era bueno. Pero memoricé estas palabras en los momentos difíciles y cuando tenía ganas de llorar: "¡Tú puedes!".